La pulpería

Simplemente la pulpería de la esquina cerró hace años. Ahora abro yo una pulpería pequeña acá en un espacio de la web. Más ésta no es como la del pueblo, donde hay de todo, simplemente hay lo que pude conseguir.

martes, 8 de septiembre de 2009

El relato de los golpes

El pasado 18 de agosto estuve en Radio Progreso, en el Departamento de Yoro en Honduras. Después de muchos días de estar pensando en mis colegas de esa radioemisora por fin pude verles las caras y saber que estaban bien, dentro de lo que cabía.

Después del Golpe de Estado, en Honduras, Radio Progreso fue tomada por cerca de 25 militares y obligaron al personal a salir del aire. Mientras yo, desde Costa Rica, escuchaba la señal por Internet, sufría cada vez que la señal se caía sin saber si la gente estaba bien.

Ese día que llegué a la Radio me esperaban varios periodistas de diversos medios de San Pedro Sula y Progreso. Uno a uno fueron narrando sus historias de miedo: detenciones, golpizas, decomiso de material, despidos, censuras de programas, etc..

La historia más dolorosa la contó Gustavo que sólo unos pocos días antes estaba cubriendo una manifestación cuando fue víctima de una golpiza por parte de policías. Él estaba al aire cuando fue detenido y golpeado, no importó que fuera periodista, que estuviera debidamente identificado y que estuviera trabajando. Lo golpearon salvajemente y él pudo observar como golpeaban a otras personas, muchas de ellas estaban esposadas y en muy malas condiciones y aún y así los seguían golpeando. Cuando llegaron a la posta policial los siguieron golpeando. Horas después de la detención Gustavo pudo salir libre.

Las historias de los colegas se sucedían, yo me quedé pensando en Gustavo, en su figura delgada, de piel morena y mirada llena de tristeza al hacer el relato. Yo sólo podía escuchar, tomar nota e informar. La impotencia se apoderó de mí. Tantas historias terribles, tantos colegas silenciados, regresé triste y cansada. Ahora ya un poco más tranquila les dedico este relato a mis amigos/as periodistas hondureños/as y les digo que no hay olvido, que desde acá los sigo, que la solidaridad no tiene fronteras.

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