La pulpería

Simplemente la pulpería de la esquina cerró hace años. Ahora abro yo una pulpería pequeña acá en un espacio de la web. Más ésta no es como la del pueblo, donde hay de todo, simplemente hay lo que pude conseguir.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Para que se acabe

A vos yo no te entiendo. Te fue tan mal en la vida, comiste tanta mierda y seguis ahí, defendiendo lo indefendible.
Para mí lo más díficil es verte tan vieja ya y siempre con la idea de justificar lo injustificable, excusándote en el amor al prójimo. Es que acaso ¿no te querés a vos?, ¿a quienes pasaron lo mismo que vos, a quienes sufrieron como vos? Estás ahí y es como si tus pies estuvieran en la otra orilla, en la de los victimarios, pateando al que reconocen más débil, mientras tus ojos miran dolorosamente desde el lado de las víctimas.
Yo a vos no te entiendo, ¿cómo podés guardar tanto dolor como si fuera un tesoro? ¿Cómo podes promover el sufrimiento como una forma de vida? Esa es una enseñanza perversa, maligna, que garantiza el sufrimiento transgeneracional.
Lo peor es que quienes aprendieron de vos intentan repetir la lección, pero los labios ya no se quedan cerrados, las manos ya no están atadas. Nos hemos encargado de hacerte sangrar los oídos con lo que nunca pensaste oír en voz alta, sacamos la mierda a escobazos y manguereamos toda la casa. Nos resistimos a heredar el maleficio.

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