La pulpería

Simplemente la pulpería de la esquina cerró hace años. Ahora abro yo una pulpería pequeña acá en un espacio de la web. Más ésta no es como la del pueblo, donde hay de todo, simplemente hay lo que pude conseguir.

viernes, 25 de enero de 2008

Lo que nunca te dije

Escribí un montón de cosas y nunca las dije. Mil proyectos de que decirle el día que decidimos legalizar nuestra convivencia ante un cura. Al final el único proyecto posible fue sonreír como una tonta, calmar su pánico escénico y mirarlo hasta que se me cansaron los ojos.

Por eso ya con las aguas quietas hago recopilación de lo nunca dicho:

Hace mucho te pedí arriesgarte, te pedí compartir las lágrimas, las risas. Me miraste con los ojos más abiertos que de costumbre, buscaste las palabras y no pudiste encontrar nada. Pensé entonces que tenías miedo a las alturas, al salto, al cambio. Meses después abriste el paracaídas te lanzaste al vacío y me dijiste con la voz quebrada que me querías hacer feliz.

La felicidad, pienso yo, no consiste en compartir la vida para siempre, no consiste en mirarnos tomados de la mano. La felicidad para mí es cuidarnos las alas, es saber que aunque yo falte o vos faltes sabemos que cada uno quiere la felicidad del otro.

Para mí no existe la pareja perfecta, ni el matrimonio perfecto, para mí existe el amor, la solidaridad, el saber que vos sufris de calor y yo de frío, que vos tenés paciencia y yo no... en fin que somos como cóncavo y convexo y por eso encajamos como las piezas de un rompecabezas.

Parte II

Con el tiempo hay concesiones que en el amor no se dan. El poder ser una misma, el querer ser, simplemente, es un imperativo en las reglas amorosas. Porque sino, la capacidad de amar decrece y la vida se estanca. Es difícil poder encontrar una pareja que te dé espacio para estirar las alas, para comerte el mundo, sin que te reclame tus sueños, sin que te regale una jaula.

El amor para mí no es un enamoramiento, ni un derroche de hormonas, para mí el amor es algo que se construye juntos, que se lucha, que se gana. Para mí el amor es que en ese mudo lenguaje sepas que estoy mal, que estoy bien, que estoy molesta. El amor es que me hagas un queque para comérmelo en el aeropuerto mientras me acuerdo de vos. El amor es que me preguntes si quiero brownies o coquitos cada vez que vamos de compras. El amor es descubrir tu incapacidad total de mentir, tu dulzura, tu timidez.

Cuando me dijiste que me querías hacer feliz, yo sabía que la felicidad está dentro de cada uno, aunque el otro se vaya. Vos, mejor que yo, sabes de ausencias, de pérdidas y sé que lo que me regalabas ese día era una promesa de darme lo mejor de vos, de hacer un esfuerzo por superar las individualidades, como solo vos sabes hacerlo, porque el tiempo, pérfido señor, no sabemos cuando hará caer el telón.